El trabajo es una de las actividades que más curiosidad me causa del ser humano, ya que e una de las actividades a la que le dedicamos mayor tiempo de nuestro día y del tiempo de nuestras vidas, sin embargo pocas veces nos detenemos a reflexionar acerca de él.
Vivimos en una época en la cual tenemos muchas más alternativas que antes al momento de tomar decisiones, cada vez es menos frecuente que las personas vean limitadas sus decisiones de estudios y actividades profesionales por motivos que antes si eran frecuentes como; “no ser una carrera tradicional” o “de prestigio”, “por no ser un adecuado para tu género” (carreras exclusivas para hombre o mujer), “por tener que seguir el legado familiar”, etc. Esto nos da una ventaja al momento de tomar nuestras decisiones tanto en el trabajo como en la vida en general, pero por otro lado nos plantea el desafío de “encontrar” nuestro camino entre tantos posibles.
Utilizo intencionalmente la palabra “encontrar” y no “elegir” un camino, porque creo que si bien en la vida hay varias alternativas, no podemos elegir cualquiera de ellas, no porque no seamos capaces de rendir en cada una de ellas, sino, simplemente porque no todas nos hacen felices.
Antes de seguir leyendo esto me gustaría que pensaras en todas las actividades profesionales que crees que podrías realizar medianamente bien, piénsalo unos segundos… probablemente son varias. Ahora me gustaría que te preguntaras cuantas de esas actividades realmente te gustaría realizar… ¿podrías dedicarte a algo todos los días sólo porque eres capaz de hacerlo bien?
Aunque pueda parecer superficial, esta reflexión me parece realmente importante, principalmente porque en la actualidad, el mensaje social suele ser: «eres bueno para esto y deberías dedicarte a hacerlo» y menos frecuente: «veo que eso te gusta mucho ¿has pensado en dedicarte a ello?». Esa forma de pensar a veces nos lleva a tomar decisiones y privilegiar actividades en las que podemos ser más eficientes y productivos aunque no nos hagan felices, elegimos lo que deberíamos hacer por sobre lo que nos gustaría hacer.
Ahora vuelvo a lo primero, el trabajo es de las actividades a las que le dedicamos más tiempo, claro que suena razonable elegir bien en que vamos a trabajar, pero ¿qué es elegir bien?
Sinceramente creo que no es algo tan difícil de descifrar, ya mencione antes que uno no elige el camino sino que lo encuentra, por lo tanto ya podemos poner todas las energías en este punto. Para esto lo principal es tener los ojos bien abiertos (y usarlos) para mirarte a ti mismo, para ser tú mismo por unos minutos y olvidarte de lo que se supone que deberías hacer, tienes que conocerte, prestarte atención, sé que puede sonar un poco extraño por eso prefiero explicarlo con un pequeño ejercicio.
Donde sea que te encuentres en este momento mientras lees este artículo, trata de hacer una pausa y poner tu atención en tu cuerpo (si, mientras lees esto, no hay problema, puedes leer y luego ver tu cuerpo y seguir leyendo y luego volver a tu cuerpo). ¿Notas tu respiración?, Ok, chequéala unos segundos… ¿notas alguna incomodidad en tu cuerpo, alguna parte más tensa o más relajada?, chequea… ¿cómo está tu nivel de energía, estás cansado?… ¿sientes frío? ¿calor?…
Ok, hasta ahora probablemente algo de contacto podrás haber logrado contigo mismo así que quiero preguntarte lo siguiente: ¿cómo te sientes en este momento? por favor tomate un tiempo para responder… ¿cómo estás en este momento?.
Si ya lo tienes déjame hacerte otra pregunta; ¿que deseas en este momento, que te hace falta?…
Algo maravilloso pasa cuando uno le presta atención a cosas tan simples como estas (tu respiración, tu cuerpo) y es que te olvidas por un momento de todo lo que se espera de ti, de todo lo que deberías hacer y simplemente eres tú mismo, entonces puedes darte cuenta más fácilmente de lo que te pasa y puedes reconocerte.
Otra cosa maravillosa que ocurre es que simplemente te das cuenta de las cosas, ves cómo está tu respiración (agitada, lenta, profunda, etc.) o tu cuerpo y no necesitas reflexionar nada para saberlo, solo lo sabes, eso es lo mismo que pasa cuando «encuentras tu camino», no lo eliges, solo sabes que “ese es”.
Ahora te propongo que practiques un poco esto y lo empieces a incorporar en tu vida, sobre todo en las actividades que realizas a diario y otras que salgan de la rutina, y que empieces a ver cómo te sientes con cada una de ellas.
No importa si ya estás trabajando o no, siempre puede ser de utilidad explorarte a ti mismo y ver cómo te sientes con las actividades que realizas. Al final, elegir bien un trabajo tiene que ver, por sobre todo, con saber bien quien eres.
Por Alejandro Reckmann
Psicólogo Gestalt
Trabaja en Xycoterapia – Especialistas en Terapia Psicológica